martes, 2 de abril de 2019

FORMACIÓN DOCENTE


En la actualidad toda la formación de docentes para los niveles inicial, primario (educación general básica) y medio o polimodal se encuentra bajo la responsabilidad de institutos de formación docente de las distintas provincias y carreras de profesorados de las Universidades (estas últimas principalmente para el nivel medio). No debemos olvidar que la transformacion de la formación docente está basada en recomendaciones internacionales (UNESCO/OIT, 1966, art. 14) que sugieren una formación de nivel secundario como requisito para acceder a los estudios de magisterio, con el objetivo de profesionalizar el desempeño docente: alargar la formación como base para el logro de la profesionalización. Inclusive se dio la discusión acerca de llevar la formación de docentes de nivel primario hasta 4 o 5 años, como cualquier otra carrera universitaria. Hoy parecería que hay una vuelta al pasado en las sugerencias de las agencias internacionales: están sugiriendo reducir la formación inicial de los maestros y favorecer las instancias de formación en servicio.
“En vez de concentrarse en una larga formación académica, el proceso de formación docente debería contemplar una preparación pedagógica más breve, combinada desde el inicio con prácticas directas, en la que el alumno-maestro vaya asumiendo responsabilidades crecientes... Esto significa que, al contrario de la práctica prevaleciente, la formación continua, a lo largo de la vida profesional, tendría mayor preponderancia que la formación inicial” (CEPAL/UNESCO, 1992 :184).
Schiefelbein y Tedesco tratan de entender esta vuelta a una formación inicial más breve, y la justifican en que “existe una fundada presunción acerca del escaso impacto que ha tenido la elevación formal del nivel de estudios de los docentes en los resultados del aprendizaje” (Schiefelbein y Tedesco, 1995 :99).
Esta tendencia a reducir la formación inicial y priorizar la formación en servicio aparece como contradictoria respecto de la idea de profesionalización de los docentes. Si lo que se pretende es que los docentes sean profesionales, con sólidos conocimientos teóricos y prácticos, y por otra parte se limita su formación inicial, difícilmente se pueda concretar tal ambición. Esto significa desconocer la impronta de los estudios iniciales de grado, que serán los que posibilitarán emprender una formación continua a lo largo del desempeño laboral. De esta manera de pone de manifiesto que las propuestas de estas agencias entran en una gran contradicción, propia de su lógica economicista
¿PROFESIONALES O TRABAJADORES DE LA EDUCACIÓN?
No se puede dejar de aclarar que el discurso de la profesionalización ha estado en pugna con el del docente entendido como trabajador de la educación, éste último sustentado fundamentalmente por las asociaciones gremiales a partir de la década del 70. Se reivindica la categoría de “trabajador de la educación” para los docentes, identificando la lucha de éstos con las luchas de los trabajadores como conjunto de clase asalariada. De esta manera,
“...el énfasis puesto en la condición de trabajador asalariado constituye un freno a toda pretensión de exigir al docente prestaciones que vayan más allá de lo explícitamente establecido en el estatuto del docente y la convención colectiva de trabajo... Desde entonces, el anti profesionalismo es una posición de lucha ya instalada en el campo del gremialismo docente argentino, posición que se renueva toda vez que desde el campo del Estado se reiteran proyectos de profesionalización del magisterio de educación general básica” (Tenti Fanfani, 1995 :19).
Estos dos polos de la discusión: trabajador-profesional, han ido tomando distinta fuerza con el paso de los años y en relación a contextos socio-políticos más favorables a una u otra idea. Podríamos, quizás, decir que la idea del trabajador tomó más auge durante el período 1973-76 y desde 1983 a 1988. A partir de allí comienza a instalarse nuevamente con fuerza la idea de la profesionalización, impulsada fundamentalmente desde los organismos internacionales: se impulsa el discurso y se lo acompaña con medidas directas como créditos para financiar políticas y programas en este sentido.








By: Cadena Hernández Sulamita

       Ochoa Rodríguez Isaura



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